Hoy en día se le ha dado nombre a todo, por ejemplo a mi supuesta situación 'trastorno delirante de tipo persecutorio'.
Me siento frente al psiquiatra y veo en sus ojos un reflejo narcisista. Ve como quien ve llover, como quien sabe con certeza e infinita paciencia 'la verdad'. Parece cansado de su trabajo, parece creer que a sus cincuenta y tres lo ha visto todo, una y otra vez, y espera que un día llegue un loco y le diga que vive amplia y cómodamente su condición. Con suerte y esa loca sea yo.
Aunque suene extraño, estar con él esa hora y media es un descanso. Puede ser que me subestime, puede verme como sea pero no me tiene esa lástima cansona, no me trata como si por escuchar me fuera a cortar las venas.
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